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Un perro guía de los Leones gana el Premio Perro Guía del Año de Estados Unidos

Madeleine Miller, ABC 10 de Enero de 2019

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, pero para la León Holly Bonner, su perro no es solo su mejor amigo, es la luz que la guía, su GPS, los ojos que ven lo que ella no puede.

Frances es un perro guía labrador de color amarillo de cuatro años que vino a vivir con Holly, su esposo Joe y sus dos hijas hace ya varios años. El perro llegó hasta la familia Bonner por mediación de Guiding Eyes for the Blind.

El mundo está lleno de sufrimiento. Pero también está lleno de formas de superarlo…Yo soy prueba de ello.

Frances está siempre junto a Holly. La acompaña a todas partes, ayudándola a navegar de manera segura las calles de Staten Island, Nueva York, hasta su trabajo de profesora adjunta en la Universidad Metropolitana de Nueva York, la tienda de comestibles, las citas médicas o la escuela donde estudian sus hijas.

Pero Frances ya no es una heroína anónima. Recientemente fue elegida como el mejor perro guía del año de los Estados Unidos y fue el finalista en la competición de los premios American Humane Hero Dog de 2018. La entrega de premios se emitió en el canal Hallmark en octubre de 2018.

“Frances me permite ser la madre que quiero ser”, explicaba Holly. “No puedo imaginar mi vida sin ella. Me ayuda a vivir mi vida al máximo, y es casi como otra madre para nuestras hijas".

Una lucha valienteHolly and Frances

Holly Bonner no nació ciega. Cuando tenía 19 años, le diagnosticaron cáncer de mama. Luchó valientemente contra la enfermedad durante más de una década, sobrellevando interminables rondas de quimioterapia, radiación y 17 operaciones. Una tarde, después de echar una siesta, despertó ciega. Todos aquellos años de tratamientos de quimioterapia provocaron una afección neurológica que hizo que perdiera la vista.

En menos de 45 minutos, Holly pasó de ser una mujer activa, casada, de 32 años con dos maestrías y una carrera como trabajadora social a ser una persona discapacitada que necesitaba los servicios en los que se había especializado.

“Estaba muy enojada”, explicaba Holly. “Sentía que me habían engañado y que no me merecía esto. También fue extremadamente aterrador, ni tan siquiera podía cruzar la calle sola”.

Su esposo, que trabajaba como detective en el Departamento de Policía de Nueva York, tomó una dispensa laboral para estar con ella, pero el primer día en que él volvió a trabajar, ella decidió acabar con su vida.

De lo más profundo de la desesperación a una gran alegría

“Bajé al sótano”, contaba, “y me enrollé un cable alrededor del cuello. Y empecé a hablar con Dios…en voz alta. Le dije, ‘Dios, si estás aquí y vas a pasar por esto conmigo, entonces es mejor que te manifiestes, porque si no, esto se acaba para mí. Voy a matarme ahora mismo’. Justo entonces, empecé a vomitar. Joe regresó a casa del trabajo y me llevó al hospital, donde descubrí que estaba embarazada. Este fue el momento crucial de mi vida”.

Holly buscó ayuda profesional y aprendió a cocinar, lavar la ropa y usar una computadora. Pero lo que le resultó más difícil fue adaptarse a la crueldad de las personas cuando se enteraban de que estaba embarazada. “El mensaje que escuchaba una y otra vez era mi falta de aptitud a causa de mi discapacidad visual,” comentaba. “Dolía mucho. Algunas personas incluso me preguntaron si iba a quedarme con el bebé”.

Nueve meses después, los Bonner recibieron con alegría a su primera hija, Nuala, y dos años después, nacía Aoife. “Mis hijas son la razón por la que me levanto cada mañana”, decía Holly. “Han renovado mi esperanza en la vida”.

Holly and Franny image

Y, con Frances a su lado, Holly tiene otro propósito en su vida. Se ha propuesto educar a los niños (grados K-2) sobre las personas con discapacidad visual a través de su Programa de Educación sobre Discapacitados Visuales. Ella y Frances visitan los salones de clase del área para ayudar a poner fin a los estereotipos relacionados con la ceguera. “Mi objetivo es ayudar a los niños a entender que una persona ciega es como cualquier otra persona”, decía.

Holly, que es socia del Club de Leones de North Star en Staten Island, disfruta enormemente de ser parte del club y de la Asociación Internacional de Clubes de Leones. “Me encanta el hecho de que los Leones tienen una historia larga de trabajar con los ciegos y discapacitados visuales”, comentaba. “Uno no se da cuenta de lo importante que es esto hasta que pierde la vista. Los socios de mi club apoyan todo lo que hago. ¡Me siento muy orgullosa de ser León”!

En la actualidad, Holly está trabajando en su doctorado, enfocándose en ayudar a que el clero de todas las religiones sirva a los ciegos y discapacitados visuales. “El mundo está lleno de sufrimiento”, comentaba. “Pero también está lleno de formas de superarlo. Cualquier persona que pierda la vista puede adaptarse y vivir una vida plena con la ayuda de estos maravillosos perros guía. Puede adaptarse a cualquier circunstancia que la vida ponga en su camino. Yo soy prueba de ello”.

Ver la historia de Holly y Frances.

Más información acerca de una de las importantes causas globales de los Leones: la visión.

Madeleine Miller, ABC es la especialista principal en comunicaciones estratégicas de la oficina internacional.