“Cuando tomamos en cuenta a los demás en la consecución de nuestros objetivos, nuestro planteamiento cambia a mejor. Como resultado, nuestras vidas cambian a mejor. No solo para nosotros individualmente, sino para la comunidad en su conjunto”.
Estoy agradecido por la increíble oportunidad de servir a los demás.
Así es como concluí un discurso que tuve el honor de dar en junio de 2021 en la ceremonia de inauguración del nuevo edificio de apartamentos en el que resido. Yo me tomo en serio estas palabras, y trato de vivir conforme a ellas todos los días.
Y eso es lo que hacemos los Leones a diario, en todo el mundo. Cambiamos vidas, las nuestras y la de miles de personas más. Como socio nuevo del Club de Leones de Watkins-Montour en Watkins Glen, Nueva York, estoy agradecido por la increíble oportunidad de servir a los demás. De hecho, esto se ha convertido en la misión de mi vida.
Esta es la trayectoria que me ha llevado a abrazar este llamado.
Mi madre y mi padre eran personas bondadosas y cariñosas que me inculcaron valores maravillosos, como pensar en los demás, apoyar a las empresas y organizaciones locales, llegar a los necesitados y estar al servicio de la comunidad.
Mis padres adquirieron su saber a través de la fe y la lucha como refugiados políticos de Hungría un poco antes de que finalizase la Segunda Guerra Mundial. Renunciaron a sus vidas privilegiadas y, con mis dos hermanos mayores a su lado (yo nací varios años después), emigraron a los Estados Unidos en 1949 después de pasar cuatro años en un campo de personas desplazadas en Austria, manejado por el ejército estadounidense. Llegaron a Estados Unidos con 5 dólares y no hablaban nada de inglés. Pero, con la ayuda de otros, se labraron vidas exitosas.
Yo estoy contento con la vida que llevé. Disfruté de una gran carrera como ingeniero en electrónica comercial. Me casé, y mi esposa y yo criamos a nuestro hijo. Lamentablemente, debido a mis malas decisiones, tuve que enfrentarme a una lucha personal muy difícil. Sacrifiqué todo por lo que tanto había trabajado, las personas y los valores que una vez aprecié, e incluso mi sentido de la dignidad.
Después de reflexionar honestamente, me di cuenta de los defectos que eran el origen de mis dificultades y redescubrí mi espiritualidad. También hubo muchas personas que me ayudaron, compartiendo sus experiencias, fuerza y esperanza. Se ofrecieron desinteresadamente a ayudarme a encontrar nuevamente mi camino. Llegué a entender cuán importante es ayudar a la gente y volví a centrar mis energías en dar libremente a los demás lo que yo había recibido gratuitamente.
Como León, nuestro lema, “Nosotros servimos”, define perfectamente el compromiso que asumí de ayudar a quienes están en dificultades y de servir a la comunidad. Es como dijo el presidente internacional Douglas Alexander tan elocuentemente: “¿Cómo podemos hacer los grandes cambios necesarios para ver una diferencia en el mundo? Los podemos hacer cuando cambiamos nosotros mismos. Los podemos hacer cambiando primero nuestros sentimientos y luego nuestras opiniones. Y a esto seguirán nuevas acciones”.
Disfruto muchísimo prestando servicio a través de mi club de Leones. Recientemente, prestamos servicio al banco de alimentos local administrado por la organización de divulgación de mi condado, empacando bolsas de ingredientes de comidas de días festivos para los necesitados. En cooperación con la Cruz Roja y su programa Sound the Alarm, también formé parte de un equipo que instaló detectores de humo y ofreció orientación sobre seguridad contra incendios a personas de bajos ingresos y personas mayores. Además, mi club se ofreció como voluntario en el Festival de la Cosecha de Otoño en un pueblo local y recogió basura durante todo el evento.
Pero la actividad que me hizo sentir más satisfacción y propósito fue el proyecto Actos de bondad al azar de nuestro club. Esta actividad de servicio proporciona a uno de nuestros socios Leones la oportunidad de dar al azar un billete de 100 dólares a alguien que lo necesita. Cuando me tocó el turno de dar el billete de 100 dólares, encontré a una persona necesitada.
Una madre soltera joven que vivía en mi edificio de apartamentos se había estado lamentando de lo que le había costado reparar su automóvil y cómo la había afectado financieramente. El costo de la reparación había sido de 100 dólares. Le di el billete de 100 dólares y se sintió abrumada de gratitud. Fue un momento muy emotivo para los dos. Pero esos 100 dólares se multiplicaron ya que pudo hacer otras reparaciones que había ido retrasando, y esto le permitió usar el automóvil para trabajar como conductora de Uber, obtener ingresos y volverse más autosuficiente.
El León John Juhasz entrega a Denise Faller, receptora del Acto de bondad al azar, un billete de 100 dólares.
A través de los Leones, tengo la oportunidad de marcar la diferencia en el mundo. Una persona, una comunidad, un día cada vez. Y podemos hacerlo todos juntos. Muchas manos hacen que el trabajo sea ligero. Espero que también usted encuentre inspiración, paz y satisfacción sirviendo como León.
Buscar un club cercano.
El León John Juhasz es socio del Club de Leones de Watkins-Montour en Watkins Glen, Nueva York.
La pandemia del coronavirus (COVID-19) ha impactado a las comunidades de todo el mundo de diferentes maneras. Para asegurarse de que estemos sirviendo de manera segura dondequiera que vivamos, los Leones deben seguir las pautas de los Centros para el Control de Enfermedades, de la Organización Mundial de la Salud o de as autoridades sanitarias locales. Visite nuestra página Servir con seguridad para obtener recursos que pueden ayudarlo a servir con seguridad a su comunidad.