En México, las campañas de vacunación contra el sarampión están profundamente arraigadas en la historia del país, con campañas que empezaron en 1973. A pesar de los grandes desafíos que presenta la pandemia mundial del COVID-19, los trabajadores sanitarios de todo el país han seguido con sus esfuerzos para llegar a todos los niños con vacunas que salvan vidas para protegerlos contra el sarampión.
El personal de vacunación fue el protagonista más importante, ya que aseguró que el programa de vacunación fuera un éxito.
El sarampión es una infección viral altamente contagiosa de la nariz, la garganta y los pulmones, que se propaga cuando una persona infectada respira, tose o estornuda. A pesar de la disponibilidad de vacunas seguras y eficaces, el sarampión sigue siendo una de las causas principales de mortalidad entre niños pequeños en todo el mundo. Los casos graves son especialmente comunes en niños pequeños que no tienen acceso a servicios básicos de salud y nutrición adecuada. En estos entornos, el sarampión se vuelve aún más mortal, y el 10 por ciento de los casos son mortales.
La rubéola es una enfermedad viral que puede ser muy peligrosa para las mujeres embarazadas y sus hijos por nacer. Si la rubéola infecta a una mujer embarazada, hay un riesgo alto de que el bebé desarrolle el síndrome de rubéola congénita (SRC). El SRC puede causar un aborto espontáneo o defectos de nacimiento graves, incluidas enfermedades cardíacas, sordera y ceguera.
Antes del auge de las campañas de vacunación, tan solo en el continente americano morían cada año 12.000 personas a causa del sarampión. Entre 1970 y 1979, los países latinoamericanos reportaron aproximadamente 220.000 casos de sarampión cada año. Sin embargo, de 1980 a 2015, las campañas de vacunación han reducido los casos en un 95 por ciento, aliviando dramáticamente la carga de 4,5 millones de casos a 244.700 en solo 35 años.
Si bien el continente americano fue la primera región que se declaró libre de rubéola y sarampión en 2015 y 2016 respectivamente, la mayor interconectividad del mundo plantea desafíos importantes para mantener la región libre de sarampión y rubéola. Tanto el sarampión como la rubéola se pueden prevenir con vacunas seguras, eficaces y económicas, por ello, la inmunización sigue siendo la mejor herramienta para protegerse contra el virus.
De abril a setiembre de 2021, como parte de la estrategia de México para eliminar el sarampión, la rubéola y el SRC, el Ministerio de Sanidad, en alianza con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Fundación Lions Clubs International (LCIF), llevó a cabo una campaña de vacunación de seguimiento para niños entre 1 y 4 años de edad con una vacuna combinada contra el sarampión y la rubéola, una campaña de recuperación con la vacuna combinada contra paperas, sarampión y rubéola para niños entre 1 y 9 años de edad y una actualización de la vacuna hexavalente para niños entre 6 y 59 meses de edad para cerrar la brecha de la cobertura de la vacunación generada durante la pandemia del COVID-19.
Mediante esta colaboración, se contrataron 12 profesionales sanitarios que participaron en actividades técnicas de planificación, seguimiento y evaluación de la campaña a nivel nacional y estatal, y 25 técnicos que evaluaron y supervisaron las redes de la cadena del frío en los estados. Se vacunó a aproximadamente el 92 por ciento de los niños entre 1 y 4 años de edad de la región.
La campaña se basó en la microplanificación a nivel local y en mecanismos comprobados de coordinación y supervisión para planificar, ejecutar y evaluar la campaña. El personal sanitario planificó la logística de la campaña, incluidos el suministro de las vacunas, los materiales y el número y distribución de los vacunadores, así como el control de calidad de los materiales y las estrategias de implementación, al tiempo que tuvo en cuenta la puesta en marcha de medidas de seguridad como el distanciamiento físico para reducir el riesgo de transmisión del COVID-19.
“El personal de vacunación fue el protagonista más importante, ya que aseguró que el programa de vacunación fuera un éxito”, decía Karina Antonia de la Vega, enfermera supervisora del área de vacunación universal de los Servicios de Sanidad del Estado de Morelos. “Damos las gracias a las familias de los integrantes de la brigada, a los enfermeros, a los operadores y a los promotores que día a día hacen un gran trabajo para llegar a todos los hogares”.
Las tierras altas, los desiertos y las montañas que conforman la topografía de México dificultan el acceso a los niños más vulnerables. Además, la pandemia del COVID-19 ha cerrado escuelas y confinado a los niños en sus hogares, lo que representa un desafío adicional para el equipo de vacunación. La campaña de vacunación contra el sarampión y la rubéola utilizó estrategias de movilización de brigadas para acceder a los rincones menos accesibles del país, y estrategias de casa por casa, desde el cerro más alto hasta la quebrada más profunda, para llegar a todos los niños.
La pandemia del COVID-19 ha provocado un serio retroceso en la inmunización de los niños contra el sarampión debido a que se cancelaron o pospusieron las campañas de vacunación, lo que provocó nuevos brotes en todo el mundo. En 2019, las infecciones y muertes por sarampión aumentaron al nivel más alto en un cuarto de siglo. Dada la naturaleza altamente contagiosa del virus del sarampión, es necesario vacunar al 95 por ciento de la población para detener la propagación de la enfermedad.
En la actualidad, un brote de sarampión en cualquier lugar supone un riesgo en todo el mundo. A medida que continúa la pandemia del COVID-19, volver a priorizar los servicios de inmunización rutinarios y ponerse al día con las vacunas que no se recibieron será fundamental para prevenir grandes brotes y garantizar que los niños de todo el mundo estén protegidos.
La Dra. María Jesús Sánchez es asesora en epidemiología y enfermedades transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud en México. Gabriela Carbó es coordinadora del Equipo de Salud Global de la Fundación de las Naciones Unidas.
LCIF se unió a la Iniciativa contra el Sarampión y la Rubéola en 2010 y desde entonces ha movilizado más de 80 millones de USD para luchar contra el sarampión. Quizás la mayor contribución de los Leones adopta la forma de movilización social, ya que los Leones crean conciencia sobre los beneficios de la inmunización y aumentan la participación durante las campañas de vacunación. Si bien los Leones suelen participar en los esfuerzos de movilización social para promover las campañas de vacunación, la pandemia del COVID-19 limitó las oportunidades para las actividades prácticas de movilización social de los Leones de México. Para apoyar a los Leones y Leos en su lucha para erradicar el sarampión, considere hacer una donación a LCIF.
La pandemia del coronavirus (COVID-19) ha impactado a las comunidades de todo el mundo de diferentes maneras. Para asegurarse de que estemos sirviendo de manera segura dondequiera que vivamos, los Leones deben seguir las pautas de los Centros para el Control de Enfermedades, de la Organización Mundial de la Salud o de as autoridades sanitarias locales. Visite nuestra página Servir con seguridad para obtener recursos que pueden ayudarlo a servir con seguridad a su comunidad.